viernes, 1 de febrero de 2013

¿QUE COMPRAMOS Y QUE USAMOS?

Alumno: Wilfrido Sánchez Guevara
Grupo 4, Semestre 2
Pensamiento filosófico del arte 2
Profesor: Alejandro Rosales Peña Alfaro



En este ensayo destinado a abordar los temas leídos de “Canastitas en serie”y “El uso y la contemplación” puedo decir que la publicidad es un elemento fundamental de la economía capitalista, y su influencia cultural se dirige a apuntalar el derroche consumista como modelo de la vida y a establecerlo como máxima aspiración de los ciudadanos. Tampoco busco informar ni orientar al consumidor, sino seducirle para que actúe adquiriendo objetos y servicios que en verdad le sirvan o ayuden para promover la cultura del arte. Como mencionaba Octavio paz “La artesanía es un signo que expresa a la sociedad no como trabajo (técnica) ni como símbolo (arte, religión) sino como la vida física compartida, la sensibilidad personal y la fantasía desvían al objeto de su función e interrumpen su significado.” Transforma el utensilio en signo de la participación”

Como parte de su función, lo que logra es perpetuar la insatisfacción y la desigualdad social, en realidad no contribuye a democratizar la sociedad.

Es el principal financiador de los medios de comunicación de manera que crea una dependencia hacia quienes controlan las pautas publicitarias, es decir, no es un servicio público, sino que está al servicio de los intereses económicos y políticos de una clase social minoritaria pero poderosa en detrimento de la mayoría de la sociedad.

El objeto industrial no tolera lo superfluo: la artesanía se complace en los adornos. Su predilección por la decoración es una trasgresión de la utilidad.La persistencia y la proliferación del adorno en la artesanía revelan una zona intermediaria entre la utilidad y la contemplación estética. Las cosas son placenteras porque son útiles y hermosas. La conjunción copulativa define a la artesanía como la conjunción disyuntiva define al arte y a la técnica: utilidad o belleza hecho con las manos, el objeto artesanal guarda impresas, real o metafóricamente, las huellas digitales del que lo hizo. Esas huellas no son la firma del artista, no son un nombre, tampoco son una marca. Son más bien una señal: la cicatriz casi borrada que conmemora la fraternidad original de los hombres. Hecho por las manos, el objeto artesanal está hecho para las manos: no sólo lo podemos ver sino que lo podemos palpar. A la obra de arte la vemos pero no la tocamos, nuestra relación con el objeto industrial es funcional; con la obra de arte, semireligiosa; con la artesanía, corporal. En verdad no es una relación, sino un contacto, la artesanía es un signo que expresa a la sociedad no como trabajo (técnica) ni como símbolo (arte, religión), sino como vida física compartida.

El artesano no quiere vencer al tiempo sino unirse a su fluir, frente al diseño, el objeto artesanal es anónimo pero no impersonal el artesano no se define ni por su nacionalidad ni por su religión. No es leal a una idea ni a una imagen sino a una práctica: su oficio. El taller es un microcosmos social regido por leyes propias, todavía hace unos pocos años la opinión general era que las artesanías estaban condenadas a desaparecer, desplazadas por la industria. Hoy ocurre precisamente lo contrario, la vuelta a la artesanía en los Estados Unidos y en Europa Occidental es uno de los síntomas del gran cambio de la sensibilidad contemporánea entre el tiempo sin tiempo del museo y el tiempo acelerado de la técnica, la artesanía es el latido del tiempo humano, es un objeto que dura, pero que se acaba. La artesanía nos enseña a morir y así nos enseña a vivir.”

Las oposiciones entre lo culto y lo popular, entre lo moderno y lo tradicional, se condensan en la distinción establecida por la estética moderna entre arte y artesanías. Al concebirse el arte como un movimiento simbólico desinteresado, un conjunto de bienes “espirituales” en los que la forma predomina sobre la función y lo bello sobre lo útil, las artesanías aparecen como lo otro, el reino de los objetos que nunca podrían despegar de su sentido práctico. El arte correspondería a los intereses y gustos de la burguesía y de sectores cultivados de la pequeña burguesía. Las artesanías, en cambio, se ven como productos de indios y campesinos, de acuerdo con su rusticidad, los mitos que habitan su decoración, los sectores populares que tradicionalmente las hacen y las usan.

Pasando al tema de la lectura “canastitas en serie “puedo mencionar que es, de cierta forma, la situación en la que estaba México en ese momento. También se aborda de manera sutil, el tema del capitalismo, y una de sus consecuencias, que es la globalización, que se ve cuando Mr. Winthrop le propone al indio hacer negocios con él, e intenta hacerle ver que él también saldrá beneficiado en la parte final del cuento, aunque en la globalización quien es el beneficiado es el negociante grande y además empeora las condiciones del comerciante chico, así como Mr. Winthrop y su gran conocimiento en los negocios, y el indio, que sólo hacía sus canastas para tener un poco más de ingresos y no morir de hambre. Iban apareciendo de su imaginación como por arte de magia, y mientras la pieza no estuviera acabada nadie podía saber cómo quedaría.

Lo más extraordinario de las canastas, era que cada una llevaba un pedacito del alma del indio, como él mismo lo dijo. Lo admirable era que los dibujos que podían apreciarse en la canasta, no estaban pintados sobre la canasta, sino que eran parte de ella, pues las fibras teñidas de esas maravillosas tonalidades estaban entretejidas tan hábil y artísticamente, que los dibujos podían admirarse igual en el interior que en el exterior de la cesta. Y aquellos adornos eran producidos sin consultar ni seguir previamente dibujo alguno, por lo cual no había dos iguales. El indio además de invertir tiempo, ponía su imaginación y creaba obras de arte.

Decia el indio “yo no podría hacerle tantas canastitas por que estas llevan mucho tiempo y paciencia, preparar los ingredientes, y mucha cosecha para elaborarlas no las hay y para hacerlas creyendo que lo haría tendría que descuidar mis sembradíos y si no hay sembradíos no hay hojas para hacerlas ni flores para sacar los pigmentos. Además cada una de estas canastitas es única por que en cada una pongo un poquito de mi corazón y canto, si yo le hiciera tantas, quedaría sin corazón y sin voz para expresar lo que ciento. En pocas palabras no puedo ayudarlo ni yo ni nadie, seria deshonesto de mi parte si le dijera que si puedo” El señor Whirlpool enojado por la reacción del campesino tuvo que regresar a Estados Unidos para deshacer el trato, el renegando de toda la gente que vivía en este precioso país y maldiciendo que por no querer superarnos, sin embargo lo que él no veía era que él no era honesto, y por eso se enojaba. El campesino no podía permitir que sus maravillosas obras fueran compradas simple y sencillamente para terminar en el bote de la basura de algún rico sin escrúpulos. Tenemos que reconocer el gran trabajo de las manos campesinas y sobre todo por ser de nuestras tierra

El trato fue el pago por canastita seria de 1.75 dólares con la condición de que se entregarían 10 mil canastitas y la entrega seria hasta Octubre del año, Mr. Winthop acepto complacido, firmo el contrato y se dispuso a volver a México para hablar con el campesino. Al llegar al jacal del indio, Mr. Winthop le propuso el trato, a lo cual discutieron debido a que lo que pedía Mr. Winthop era demasiado, el indio le explico sus razones de porque tardaría tanto tiempo en hacer las canastas y porque su precio seria mucho mayor a demás de decirle “Si tengo que producirlas por millares, no podre tener un pedazo de mi alma en cada una, ni podre poner en ellas mis canciones.”Mr. Winthop no logro concretar el trato con el indio, y se tuvo que regresar a Nueva york y deshacer el contrato, expresándole al confitero porque debía hacerlo a demás de decirle “Al diablo con esos condenados indios no entienden

En conclusión tenemos que entender que nuestras obras tienen un valor a veces mas fuerte que el que a veces pensamos, además de saber comprar y darle buen uso tanto a cosas cotidianas, como también las obras de arte y las artesanías, sobre todo las hechas en nuestro país y asi sentirnos orgullosos de nuestras raíces.



Referencias Bibliográficas:

· Traben, B., (1998) Canasta de cuentos mexicanos, Canastitas en Serie.Ed.Selector, México, D. F.

· Paz, O. (1998) El uso y la Contemplación Revista de Camacol v. 11(1): Edición 34, marzo 1988, pp. 120-125.

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