viernes, 1 de febrero de 2013

Acerca del uso y la contemplación. El objeto industrial, la artesanía y la obra de arte

Mawcinitt Herrera Erik Miguel
Universidad Autónoma de Querétaro
Licenciatura en Música
2° Semestre Grupo: 4
Asignatura: Pensamiento Filosófico del Arte II
Prof.: Cuauhtzin Alejandro Rosales Peña Alfaro



Es muy común el hecho de “regatear el precio” cuando alguien quiere comprarartesanías, parece casi un ritual obligado, inherente a una cultura ignorante en cuanto a valorar trabajos de esta índole.

En cambio, uno esta dispuesto a pagar sumas fijas de dinero (incluso mayores) para adquirir ciertos objetos industriales, más elegantes, sencillos y funcionales.

Esto nos puede aventar conclusiones, obvias a primera vista, acerca de lo que el individuo valora más en la actualidad, la funcionalidad, pero tendremos que indagar más en la cuestión, a lo largo de este ensayo.

También puede ser esto producto de una cultura a la que se le ha amputado parte de su sensibilidad o apreciación hacia la ardua labor hecha a mano.

No nos podemos aferrar a la conclusión tan simplista, sin cuestionarnos de manera más severa, de que la gente prefiere al objeto industrial, funcional y hecho en serie, sobre el objeto artesanal, bonito pero burdo, con imperfecciones.

Debemos mantener también en la ecuación a la obra de arte (por la que es posible incluso, pagar más dinero), en mayor estima que el objeto industrial, pero por diferentes causas. Aunque la obra de arte no sea funcional, está hecha para ser apreciada y contemplada.

Me gustaría aportar la idea de que se valora más a la obra de arte, sobre la artesanía, porque generalmente la primera evoca la figura del artista como individuo privilegiado, dotado, virtuoso, talentoso (por lo menos en un contexto contemporáneo), sobre la imagen del artesano autóctono, que hace sus piezas para subsistir, de forma más precaria y menos respetada que la del artista, aunque diera el artesano la misma inversión de tiempo y esfuerzo, a su obra artesanal.

La artesanía está más vinculada con la imagen de un pueblo y de una cultura, más allá de la imagen personificada del artesano renombrado, y es esta misma vinculación la que puede producir un menosprecio por parte del sujeto globalizado.

En cierta época se idolatró la imagen del hombre industrial, y en la actualidad se puede apreciar algo parecido respecto al hombre tecnológico, cambiando sus valores estéticos en relación a lo rústico, en relación a la artesanía con imperfecciones y hecha a mano.

Pero aplicando una crítica más rigurosa, podríamos incluso decir que el mismo hecho de ser contemplada una obra de arte, es una acción con función para el humano. Al ser observada la obra funciona como sensibilizadora, busca mover algo en el sujeto.

También podríamos decir que un objeto industrial es arte, ya que a pesar de ser fabricado en serie, contiene un diseño, donde se puede vislumbrar la creatividad (valga la redundancia) del diseñador industrial, De hecho existen objeto industriales realmente bellos, por lo menos a mi parecer, dentro de su estética simplista y elegante.

Podemos observar entonces que muchos conceptos son aplicables e intercambiables entre artesanía, obra de arte y objeto industrial, si uno se permite una abertura en contraste con diversos criterios rígidos que usamos.

Una obra de arte puede ser funcional, un objeto industrial puede ser contemplado, y una artesanía puede fácilmente hacer ambas cosas.

No vayamos a decir que lo bello es lo útil, pero si admitamos que lo útil tiene su belleza, no son sinónimos, pero si complementos.

En los tres conceptos vemos también la “técnica” aplicada, todas requieren una técnica para ser plasmadas.

Debemos considerar el contexto en que conceptualizamos a los objetos, pues no es lo mismo contemplar un set de utensilios de comida en un museo que en un comedor.

La percepción que tenemos de estos objetos parece estar ligada al contexto en que se presenta, pudiendo incluso concluir que observados aisladamente no hay diferencia entre artesanía, objeto industrial y obra de arte. Siendo esto algo propio (y solamente) de nuestra época, ya que antes los objetos eran solo útiles y su belleza era algo secundario surgido de la misma utilidad (sin mencionar que en otras épocas no existían aún los objetos industriales).

No debemos olvidar mencionar las diferencias obvias que presenta, por ejemplo, la obra de arte respecto al objeto industrial y la artesanía.

La obra de arte tiende a ir más allá, y a buscar su sentido en si misma.

Si la obra de arte fuera hecha en serie (al igual que la artesanía), como el objeto industrial, ¿dejará de ser una obra de arte?. Lo más probable es que si.

Nuestra cultura ha pasado por diferentes revoluciones, que incumben a nuestro discurso, tales como la revolución industrial y las revoluciones artísticas. Muchos de los conceptos que usamos en nuestro análisis, no son lo que eran, o ni siquiera eran en otra época.

En cuanto al objeto industrial, entre menos visible, más bello es, por el contrario, la artesanía muestra su belleza en su presencia.

Aún así podemos ver como punto medio entre objeto industrial (función), y obra de arte (contemplación) a la artesanía.

La artesanía permite muy fácilmente desviar su función e intercambiar su significado, dependiendo de cada persona y su sensibilidad. La artesanía también es sumamente sensible, desde su fabricación hasta su uso.

Representa la comunión del hombre, el oficio, a la localidad y comunidad de donde proviene.

En la actualidad también podemos percibir una resaca industrial, en ciertos países se está buscando el camino de vuelta hacia la artesanía La misma cultura exige el retorno a las artesanía y esta es una indicación que merece su propio análisis.

Cabe cuestionarse como es aplicable la analogía de artesanía, en cuanto a la obra musical, la composición de la obra musical, podría encontrar su objeto industrial, en el arte prefabricado, entendido como la fórmula mainstream aplicada, conociendo previamente los resultados. ¿Cuál sería la artesanía de la obra musical?

Parece que cuando hablamos de artesanía, obra de arte y objeto industrial, cuesta trabajo vincularlo con artes que no se plasman materialmente, como la música o la literatura, como si nos cerráramos a un concepto estrecho de arte.

Dentro de muchos años veremos objetos funcionales e nuestra época, en museos, como reliquias, objetos sacados de su contexto.

Siento que no hay que ser fatalista al arrojar conclusiones acerca del peligro de extinción que corren las artesanías (cosa poco probable), o sobre la permanencia u olvido de la obra de arte, ya que las cosas mismas durarán físicamente o en esencia el tiempo que deban de durar, no más y no menos.

Tanto la expresividad es humana, como también lo es el instinto de supervivencia, la aplicación de técnicas y la fabricación de cosas útiles son también naturales del humano, y lo hará en el futuro como en el pasado lo ha hecho.

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